MI VIDA EN STUTTGART

martes, 26 de octubre de 2010

Jueves 21 de octubre


Noche de espanto. Libertad lloró y despertó como 5 veces en la noche. Como a las 4 de la mañana despierta y está ardiente… vi venir mi escena temida… me pasé la mejor película en 5 segundos: salir a medio vestir en búsqueda de un hospital para niños, llegar y que nadie hablara español o inglés, o que por los nervios no pudiera hablar inglés (siempre he temido eso también) la niña con mucha fiebre, llorando, el clima invernal haciendo lo suyo, etc… siiii mucha tele, lo sé.
Nada de eso sucedió, gracias a Dios, pero Libertad tenía fiebre y eso me estresó, me asustó y me dejó exhausta, además de muy culpable. Como a eso de las 2 de la mañana ya había despertado como 3 veces, y en un seudo colapso la reté y la dejé llorar en su cuna. Después igual la tomé en brazos hasta que se durmió. Pero cuando volvió a despertar y estaba con su cuerpecito tan caliente aaaaaahhhhh!!!!!! Mamáaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! Lo único que hacía para mis adentros era rezar (y pensar en cuánto desearía tener a mi mamá ahí) y después de hacer lo que mi instinto me indicó, sólo la acuné con harto cariño y le tomaba la temperatura cada media hora más o menos. Se durmió hasta las 7 de la mañana, despertó igual de mañosa y yo preparándome para un día de aventuras no deseadas probablemente.
 Eso hasta que llegó su hora de almuerzo y de repente retiene la cuchara entre sus labios con una fuerza diferente… a ver Libe? Muéstrame tu encía?? Como no me dejó ver nada, metí mi dedo y sentí como una filita delgada y dura en la encía. Después de mucho batallar, con engaños, canciones y juguetes logré ver lo que temía… Síiii ahí estaba su primer diente apareciendo majestuoso y blanco en su rosada encía. Al lado se notaba que vendría muy luego el siguiente.
Pobre Libertad, toda la noche había atravesado por un trance digno de la cuncuna amarilla, mientras su madre, yo, se pasaba las peores películas por culpa de su fiebre.
Me dio pena vivir sola este momento, me pareció que era triste, no la salida del diente, sino el estar las 2 solitas, tan lejos de toda la contención emocional que brinda la familia con sus palabras de felicitaciones en idioma bebé, ni’na mi ñiña ya tene un dentechito y todas esas ñoñerías que una lanza revoloteando alrededor de una guagua cuando da un paso importante en su corta vida. Pero bueno, ésta es sólo una de las varias primeras veces que se vienen y que compartiremos las dos, con suerte los 3 si es que el Coso no está en la universidad… aahh! La familia… mi mamáaaaaa

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