MI VIDA EN STUTTGART

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Miércoles 10 de noviembre

Sí, me salté dos días en le blog… es que cuando escribía el domingo 7 me di cuenta que estaba contando las cosas que había hecho el día martes  y me dije, no pues Nadia, no puedes andar mintiendo tan descaradamente sólo porque nadie tiene como comprobar que efectivamente las cosas suceden cuando  tú las cuentas.
Entonces me salté la fecha nomás, sí, porque ante todo soy una persona leal y responsable de mis creaciones, para que vean que me lo tomo en serio esto del blog, porque al fin y al cabo qué es esto de escribir y saber que otros lo van a leer… una relación, querámoslo o no.
Una relación entre alguien que publica para que otros lean, lo disfruten o lo aborrezcan, pero hay un dar y recibir implícito en esto. Y yo siempre he tratado de ser responsable en mis relaciones.
Creo que la responsabilidad es una palabra clave en esto de establecer vínculos con otros. Cuando uno entabla una relación, sea del tipo que sea, tiene que ser RESPONSABLE, sí, leyeron bien, responsable con lo que uno genere en el otro… qué es esto, tal vez se preguntará más de alguien.
Bueno, lo explico con el ejemplo más clásico, a mi juicio, de la irresponsabilidad en las relaciones. Pensemos en una relación de pareja entre A y B (no hablemos de géneros, porque el amor de pareja trasciende a eso en estos tiempos). Son felices, eso cree A y eso cree B. Pero algo le pasa a B de repente que ya no es tan feliz con A y en vez de conversar la situación que está sintiendo, se guarda para sí todo lo que le pasa. A sigue creyendo que todo está perfecto y es feliz, muy feliz.
Entonces, pasa el tiempo, y B sigue masticando en su cabeza qué hacer con la relación. Un día B  ya no aguanta más y le dice a A que tienen que terminar porque las cosas ya no son como antes. A queda atónit@ porque no entiende a qué se refiere B. Para A todo estaba bien en la relación. Y B sale con el pastelito de que hace un tiempo que le están pasando cosas y que ya no siente lo mismo que antes, que ahora cree que es mejor terminar. Punto final de la historia. Vamos al análisis.
Por qué digo que esto es lo más clásico como ejemplo de irresponsabilidad? Cual Américo pregunto: qué levante la maaaanoo… al que le pasó algo similar y se quedó plop de un día para otro, o sea, fue A. O, sea honest@ y diga que fue B.
Bien, sea la letra que sea y sin ánimo de enjuiciar a nadie, pienso que si B hubiese sido “responsable” con A, le habría dicho desde un principio lo que le estaba pasando y juntos quizá ver alguna solución. O, A en una de esas, habría tenido la oportunidad de optar por jugársela y reconquistar a B si es que sentía que valía la pena hacerlo. Y por qué no, a lo  mejor A también habría podido decir sabís que más, yo quiero estar con alguien que se la juegue por mi y esto no es lo que quiero así que chaito nomás. Pero no tuvo posibilidad de hacer nada, B decidió sol@.
Yo, amigos y amigas mi@s, les digo, que podría haber seguido el orden correlativo de los días, quién se habría enterado? Nadie poh’! pero no me pareció correcto entrometer la mentira en mi creación. Mi sentido de la lealtad hacia mí y hacia quienes leen este humilde espacio cibernético, sobre todo a las tres seguidoras que tengo, no me dejó contar mentiras.
Esto podrá ser sólo un blog, algo que pasará sin pena ni gloria por los anales de la historia de internet, es uno más de los millones de blogs que deben haber, sin embargo, para mi es clave tomármelo en serio, siento una relación invisible con una parte de mi que por ahora me sostiene más de lo que ustedes puedan imaginar.
Gracias por leerlo, por comentarlo y por seguirlo.

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