MI VIDA EN STUTTGART

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sábado 6 de noviembre

Cómo ya les conté antes, salir sola con la Libe es una tarea que demanda harto esfuerzo físico de mi parte: abrigarse, canguro, bebé, coche, cuatro pisos y todo eso. Mi espalda no estaba resistiendo esto, así que en la última semana prácticamente no salí, excepto cuando podía salir con el Coso.
Estaba con la bala más que pasada con esto de no poder salir sola porque la semana pasada mi amiga Vero me invitó a conocer a unas  amigas de ella y yo no pude ir… mi espalda no me dio permiso… aaaah! Qué rabia tenía, pero la salud es la salud, sobre todo en el extranjero y con una hija a cuestas.
Así que decidimos salir a mirar coches, sillas de comer y accesorios de bebé que la Libe necesitaba. Hay cada cosa acá, unos coches topísimos, que parecen verdaderas casitas rodantes, pequeñas fortalezas a las que les falta tener calefacción nomás. Y en los coches ponen unos saquitos de dormir, que tienen como piel de oveja por dentro, increíbles, preciosos… y los precios, uf!! Tan lindos también!
Y en eso, nos acordamos que mi amiga Vero nos había dicho que en el edificio de su ex depto había un coche botado hacía tiempo, nunca había visto a alguien usarlo. Como acá es común que la gente deje las cosas por ahí para que otros se la lleven o simplemente para que las recoja la basura, decidimos ir a buscar el mentado carretón. Estábamos felices con nuestra nueva adquisición, yo ya tenía un panorama por día pensado, casi lo desarmo para lavarlo, cuando llama mi amiga Vero y nos dice que el coche en cuestión tenía dueño… cuek!!
Cuento corto, devolvimos el carrito y nos quedamos con los crespos hechos. Otra vez a mirar coches, porque además el carretón de la Libe le va a servir sólo por un rato más, ya le cuelgan las patitas, y hay que equiparlo si queremos salir con ella en invierno. Pucha, un gasto más…
Entonces, como Dios es tan grande, y yo creo que apiadado también de nuestra actitud de vida desprendida y de cero consumismo que adoptamos, (pese a que, técnicamente, habíamos cometido un ilícito con el coche que devolvimos) nos premió en grande! Sí porque anoche nos llamó de nuevo mi amiga Vero para decirnos que unas personas en su nuevo edificio estaban dejando unas cosas en la calle (o sea, botándolas) y entre ellas había dos coches… OH MY GOSH! Era nuestra oportunidad. Así que cual correcaminos el Coso partió a buscarlo.
Y era el tremendo coche, como los de acá, de asiento grande, largo, de fierros firmes, claro, tiene su tiempo, no es nuevo nuevo, tiene algunos detalles, pero para nosotros era un regalo caído del cielo. Con la lluvia se limpió, lo secamos y plum! chantamos a la Libe en él.
Hoy día en la mañana partí a mi primera reunión del grupo de mamás y bebés de habla hispana, salí sin ningún problema, saque a mi Matacuri del coche nuevo, baje los cuatro pisos, la puse en el coche chileno y nos fuimos al Ubahn. Sin dolor de espaldas ni gotas corriendo por mi espalda. Fáaacil.
Ahora la Libe está durmiendo su sienta y no le cuelgan las patitas.

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