MI VIDA EN STUTTGART

sábado, 10 de septiembre de 2011

Hija mía, mañana es 11 de septiembre...


Hija, mañana es 11 de septiembre.

Y no sé cómo empezar a contarte la historia. Mi historia. La historia de tu país. La historia de tu familia, la del lado materno, mi familia.

Quizá deba partir contándote que una vez, cuando tú llevabas sólo semanas en mi vientre y yo aun no lo sabía, estuve parada frente a la Casa Blanca y sentí muchos deseos de llorar. No lloré, pero entendí que era hora de parar. Sí, parar de odiar tanto a ese país.  

EEUU era para mi el diablo en persona y secretamente lo odié desde que empecé a conocer la historia de Chile y supe de toda su participación en el golpe militar del 73’. Junto con los milicos, la CNI y Pinochet, EEUU era para mi uno más de los culpables de todas esas cosas que tuve que vivir de niña, que me hacían sentir mucho miedo y pena  y que con los años logré comprender, pero no perdonar.

Libe, fueron 17 años de los horrores más atroces. Ojalá nunca más en Chile vuelva a pasar algo así. Tú sabes que yo no sé nada de economía, que para mi primero siempre está  el lado humano de las cosas, que eso es lo que siempre me ha movido. Y por eso, más allá de todo lo que puedan decir sobre el bienestar económico del país en aquellos años y de lo terrible que fue la UP en sus últimos meses, para mi nada justifica las torturas y los asesinatos cometidos. Nunca estuvimos en guerra hija mía, eso es una gran mentira  adornada por los asesinos del pueblo y que muchos ignorantes, que no quisieron ver todo lo macabro que sucedía en esos años, la usaron como escudo para aplacar sus conciencias. 

No quiero traspasarte mi odio, porque desde la Casa Blanca que trabajo por eliminarlo. Ayúdame tú, cuando veas que uso malas palabras, que descalifico, dime que no lo haga, que eso no ayuda a mejorar nuestro país, por favor. 

En nuestra familia la dictadura dejó huellas. Tu Tata fue quien se paseaba por los pasillos de la Vicaría de la Solidaridad buscando ayuda para su hermano. Su hermano es mi padrino y para mi bautizo los milicos lo tenían preso, pero tu Tata fue quien me hizo adorar a ese hombre   que tiempo después se iría a vivir tan lejos.  Y crecí escuchando que él era una buena persona. Y en cuanto aprendí a escribir le mandé una carta. Y cuando pudo volver, sentí que había estado conmigo siempre. Eso fue el año 88’.

Hija, tú  tienes que respetar a todos los seres humanos, incluso a los que te parezcan despreciables, y es tan difícil!! Pero quiero que tengas un respeto especial por aquellas personas que ven afectadas sus vidas por jugárselas por el bien de los demás. Por eso quiero que respetes a tu tío abuelo. Él sólo quería  una sociedad más justa,  y la dictadura le hizo pagar muy caro el sólo hecho de pensar distinto. Tu Tata hizo lo que pudo, cuando las circunstancias eran muy complicadas y peligrosas.

Esto es sólo una parte Libe, de muchas cosas que vas a conocer. En esos años no se podía confiar en nadie. No sé sabía si un vecino, un compañero de trabajo o tu amigo de siempre se había cambiado de bando y era un soplón.  Había censura y manipulación de los medios masivos de información, la tv, los diarios y las radios. Yo no podía contarle a nadie lo que de repente escuchaba conversar al Tata y la Lela, porque no sabía si después mi amiguita se lo contaba a sus papás y si ellos eran de la CNI?? Te imaginas lo que podía pasar?.
Miles de chilenos vivieron el miedo, ese que cala hasta los huesos. Hasta el año 80, la carnicería militar fue brutal. Luego del fraude electoral de ese año, se quedaron “legítimamente” 8 años más.  No había congreso ni partidos políticos legales.
Capítulo aparte, ratoncita, es el teatro de esos años. Ya te contaré de a poco todo lo que pasó en el escenario de esa ápoca. Sólo puedo adelantarte que había obras prohibidas, que las escuelas de teatro fueron cerradas por varios años, incluso una fue desmantelada…  eso sin mencionar a los artistas que murieron o desaparecieron, que son lo que más duele…

MI niña, mañana es 11 de septiembre. Ojalá en Chile no haya problemas, como suele haberlo. Cómo serán los 11 de septiembre cuando tú seas grande??...  muchos dicen que ya hay que dejar de hablar de esto, que hay que dar vuelta la página y no seguir pegado en el pasado. Yo te digo NO!, no hija, porque un pueblo sin memoria es un pueblo sin identidad. Los judíos llevan 70 años hablando del holocausto por el mundo, alguien les dice que la corten?, todos los años se hacen películas de la segunda guerra mundial y se llenan las salas de cine, eso pasa porque la gente está aburrida de ver películas sobre eso? … entonces por qué nosotros tenemos que quedarnos callados? Sabes que acá en Alemania siempre están dando reportajes sobre la segunda guerra mundial, y hablan del holocausto, porque quieren que la gente joven tenga opinión y sepa la historia de su país. 

Ya tendrás tiempo para informarte y formarte tu propia opinión. Nunca dejes que alguien te diga que por no haber vivido esa época no tienes derecho a opinar. Si te informas, puedes  construir tu propia mirada. Lo que pasó antes del 73’, pregúntaselo a tu Tata. Creo que es mejor que lo sepas de primera fuente.  Quizás también puedas preguntarle a tu otro abuelo, de seguro él te contará las cosas desde el otro lado de la moneda. No olvides que la vida humana es sagrada y nada justifica matar a alguien sólo por pensar distinto. 

Me cuesta mucho ser objetiva en este tema, pero por tu bien, me esfuerzo. No quiero que te mueva el odio como a mi. Y cuando me preguntes: tú qué hiciste por mejorar las cosas? Te contaré con más detalle mis andanzas en protestas y manifestaciones. Nunca he olvidado cuando celebramos el triunfo del NO, tu Tata casi explotaba de felicidad gritando en la calle, sus ojos brillaban y sus vísceras gritaban lo callado por 17 largos años.

Hija mía, mañana es 11 de septiembre, para que nunca más en Chile, por el perdón  y por el  dolor de tantas víctimas y sus familias, quieres  prender una velita conmigo?





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